“Esto es lo que significa 'atención'. Para la atención todo
es constantemente nuevo. No hay nada viejo, nada puede envejecer. Todo es
creado a cada instante. Es un continuo flujo de creatividad. La atención nunca
carga con los recuerdos.
Lo primero: una mente meditativa vive siempre en el ahora,
en lo fresco. Toda la existencia acaba de nacer a cada instante, tan fresca
como una gota de rocío, tan fresca como una hoja brotando en la primavera. Es
como los ojos de un recién nacido; para ellos todo es fresco, claro, sin asomo
de polvo. Esto es lo primero que has de sentir: si miras el mundo y sientes que
todo es viejo, eso demuestra que no eres meditativo. Cuando sientes que todo es
viejo, eso revela que tienes una mente vieja, una mente podrida. Si tu mente es
fresca, el mundo es fresco. El mundo no es el punto central, el espejo central.
Si el espejo tiene polvo, el mundo resulta viejo. Si el espejo no tiene polvo,
¿cómo va a ser viejo el mundo? Las cosas envejecen si vives en el aburrimiento.
Y todo el mundo vive en el aburrimiento, todo el mundo se aburre en grado sumo.
Observa los rostros de la gente. Transitan por la vida como
si ésta fuera una carga, un aburrimiento, sin significado alguno. Parece que
todo fuera una pesadilla, una broma muy cruel, como si alguien les estuviera
torturando, haciéndoles una jugarreta. La vida no es para ellos una
celebración, no puede serlo. Con una mente aplastada por los recuerdos la vida
no puede ser una celebración. Aunque rías, tu risa oculta el aburrimiento.
Observa a la gente reír: ríen esforzándose, ríen para ser corteses; su risa es
una formalidad.
He oído de un alto dignatario que fue a África a visitar una
comunidad muy primitiva, una antigua comunidad de aborígenes. Les soltó un
largo discurso. Se puso a contarles una anécdota muy larga. Durante casi media
hora continuó con ella. Entonces el intérprete se levantó. Dijo sólo cuatro
palabras y aquellos primitivos se pusieron a reír de todo corazón. El
dignatario estaba perplejo. Había estado contando aquella anécdota durante media
hora: ¿cómo podía ser traducida en tan sólo cuatro palabras? Parecía imposible.
Y la gente la había entendido, se estaban riendo. Totalmente confuso le dijo al
intérprete: 'Has hecho un milagro. Sólo has dicho cuatro palabras. No sé lo que
has dicho, pero ¿cómo has podido traducir mi historia, que es tan larga, en
sólo cuatro palabras?'
El intérprete le dijo: 'Historia muy larga. Por eso yo
decir: Él contar chiste. Reíd.'
¿Qué clase de risa surgirá así? Sólo será una risa formal...
¡y aquel hombre había estado hablando durante media hora! Observa la risa de la
gente. Es mental, están haciendo un esfuerzo. Su risa es falsa, es forzada, tan
sólo esbozada en los labios, como un ejercicio del rostro. No surge de su ser,
del centro, no nace del vientre; es algo forzado. Resulta obvio que estamos
aburridos y que todo lo que salga de ese aburrimiento creará más aburrimiento.
Eres incapaz de celebrar.
La celebración solamente es posible cuando la existencia
resulta una continua novedad, cuando la existencia es siempre joven. Cuando
nada envejece, cuando nada muere realmente --porque todo renace constantemente --, todo se convierte en una danza. Entonces fluye
una música interior. No importa si tocas o no tocas un instrumento: la música
fluye”.
OSHO