“Las personas solo se fijan en los demás; nunca se molestan
en observarse a sí mismas. Todo el mundo está observando -esa es la forma más
superficial de observar- lo que hace el otro, lo que lleva puesto el otro, el
aspecto que tiene el otro... Todo el mundo observa; observar no es nada nuevo
que tengas que introducir en tu vida. Sólo hay que profundizar, apartar la
mirada de los demás y dirigirla hacia tu propio interior: tus sentimientos, tus
pensamientos, tus estados de ánimo y por último hacia el observador mismo Un
judío va sentado en un tren, enfrente de un sacerdote. -Dígame, reverendo
-pregunta el judío-. ¿Por qué lleva usted el cuello de la camisa al revés?
-Porque soy un padre -responde el sacerdote. -Yo también soy padre, y no llevo
el cuello así -dice el judío. -Ah, pero es que yo soy padre de miles -dice el
sacerdote. -Entonces -replica el judío-, tal vez debería llevar al revés los
pantalones. La gente se fija mucho en todos los demás. Dos amigos salen a dar
un paseo. De pronto empieza a llover. -Rápido -dice uno-. Abre tu paraguas. -No
servirá de nada -dice su amigo-. Mi paraguas está lleno de agujeros. -Entonces,
¿por qué lo has traído? -No pensé que fuera a llover. Es fácil referirse de los
actos ridículos de otros, pero ¿te has referido alguna vez de ti mismo? ¿Nunca
te has encontrado haciendo algo ridículo? No, tú no te fijas nada en ti mismo.
Solo te fijas en los demás, y eso no sirve de nada”.
Osho, Conciencia. La clave para vivir en equilibrio.