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Descubre tu voz y luego síguela sin miedo.

“Simplemente mira hacia dentro. ¿A quién pertenece esta voz?  A veces es la de tu padre, a veces es la de tu madre, a veces es la de tu abuelo, a veces es la de tu profesor, y todas esas voces son diferentes. Sólo hay una cosa que no serás capaz de encontrar fácilmente: tu propia voz. Siempre ha sido suprimida. Se te ha dicho que escuches a tus mayores, que escuches al cura, que escuches a los profesores. Nunca se te ha pedido que escuches a tu propio corazón.

Tú llevas contigo una pequeña y apacible voz propia, que no ha sido escuchada y que, en medio de la multitud de voces que te han sido impuestas, es casi imposible de encontrar. Primero tendrás que liberarte de todos esos ruidos y lograr una cierta cualidad de silencio, de paz, de serenidad. Sólo entonces ella vendrá, y te sorprenderá (saber) que tú también tienes tu propia voz. Siempre ha estado ahí, como una corriente subterránea.

A menos que hayas encontrado tu inclinación natural, tu vida va a ser una tragedia muy, muy larga, desde que naces hasta que mueres. Las únicas personas que han sido felices en el mundo, son las personas que han vivido de acuerdo con su propia intuición y se han rebelado contra cualquier esfuerzo hecho por otros para imponer sus ideas. Por muy valiosas que puedan ser esas ideas, son inútiles porque no te pertenecen. La única idea significativa es la que surge de ti, la que crece en ti, la que florece en ti…

Libérate de las voces que hay en tu interior y pronto te sorprenderás al escuchar una voz tranquila, diminuta, que no has escuchado nunca antes...[tendrás] entonces un reconocimiento súbito de que esa es tu voz.

Siempre ha estado allí, pero es una voz muy tranquila y diminuta que nunca has escuchado antes, porque fue suprimida cuando eras un niño pequeñito, y la voz era muy pequeña, sólo un brote, y se cubrió con todo tipo de desperdicios. Y ahora continúas cargando todos esos desperdicios, olvidando la planta, que es tu vida, que está viva todavía, esperando que la descubras. Descubre tu voz y luego síguela sin miedo.

A donde sea que te lleve, esa es la meta de tu vida, ese es tu destino. Sólo allí encontrarás plenitud, complacencia. Solamente allí florecerás, y en ese florecimiento se da el saber”.

Osho, From Ignorance to Innocence